- Desde los tres cofundadores hasta el logo de Newton, Apple nació entre audacia y decisiones sorprendentes.
- Hitos como el Apple I, el Macintosh y el iPod convivieron con tropiezos como Lisa, Pippin o el ratón «hockey puck».
- El diseño es marca de la casa: Apple Store registradas, piezas en el MoMA y obsesión por la simplicidad.
Apple no es solo una empresa de tecnología; para mucha gente es casi una manera de vivir. Entre su obsesión por el detalle, su comunicación milimetrada y un secretismo legendario, la marca de Cupertino ha acumulado historias, anécdotas y decisiones que merecen capítulo aparte. Si te fascinan sus productos, prepárate, porque lo que hay detrás es, como poco, igual de llamativo.
En este recorrido vas a encontrar curiosidades sobre Apple tan dispares como el origen de su nombre, el ratón más polémico de su historia, por qué sus fotos siempre marcan la misma hora, cuánto costó el Apple I, o cómo terminaron registrando el diseño de sus tiendas. Hay éxitos, fracasos, rarezas y hasta alguna anécdota que suena a leyenda urbana, pero todo con un denominador común: la compañía nunca ha dejado indiferente a nadie.
Fundadores, garaje y aquella venta de acciones histórica
Apple nació el 1 de abril de 1976 y no fueron dos, sino tres cofundadores: Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne. Wayne, además de participar en los inicios, redactó el manual del Apple I y dibujó el primer logotipo de la empresa.
La historia dio un giro en cuestión de días: Wayne se marchó tan solo 12 días después y vendió su participación por 800 dólares. Con el tiempo se ha convertido en el ejemplo perfecto de la venta precipitada: hay estimaciones que valoran lo que hoy tendría en decenas de miles de millones, desde cifras por encima de 22.000 millones hasta otras que hablan de 90.000 millones. Una decisión que, como mínimo, invita a suspirar.
Para arrancar, Wozniak soñaba con construir su propio ordenador tras la fiebre del Altair 8800, y entre apaños y prototipos Jobs vendió su furgoneta y Woz su calculadora para conseguir liquidez. Aquel espíritu maker encontró casa en el célebre garaje familiar, el mismo que la historia convirtió en símbolo del emprendimiento californiano.
Como remate, Ronald Wayne también vendió por 500 dólares el contrato original de constitución de Apple que él mismo había redactado; años después, ese documento llegó a subastarse por 1,6 millones. No es la primera vez que el papel pesa más que el silicio.
Del Newton barroco a la manzana mordida
Antes de la manzana, Apple tuvo un logo prácticamente impracticable: una escena de Isaac Newton bajo un manzano, con un marco recargadísimo y una cita en inglés antiguo. Era bello, sí, pero totalmente inútil para imprimir en cajas, folletos o equipos.
Steve Jobs lo consideró demasiado anticuado y difícil de aplicar. En 1977 llegó el golpe de efecto: Rob Janoff diseñó la manzana multicolor, un guiño a la Apple II, el primer ordenador personal de gran consumo con pantalla en color. La mordida ayudaba a diferenciarla de una cereza o un tomate, y hay quien juega con el doble sentido entre báculo tecnológico y el «bite/byte». Sea como sea, funcionó.
Apple I: el 666,66 que dio mucho que hablar
El Apple I, lanzado en 1976, salió a la venta por 666,66 dólares. Steve Wozniak lo dejó claro: lo de los números repetidos le gustaba y además era fácil de teclear; nada de misticismos ni guiños ocultos.
Hoy, aquellas placas de madera y chips son piezas de museo. Se calcula que quedan en circulación unas decenas de unidades —hay fuentes que citan 79; otras, entre 30 y 50—. En subasta han alcanzado sumas muy altas: una se vendió por 375.000 dólares y otra llegó a 905.000 dólares en 2014, cuando el Museo Henry Ford de Michigan se hizo con ella.
¿Por qué «Macintosh»? Un homenaje a una manzana
El nombre del mítico Macintosh no salió de un sombrero: lo propuso Jef Raskin, enamorado de la variedad de manzana McIntosh. Para esquivar problemas legales se ajustó la grafía a «Macintosh» y, con el tiempo, quedó ese «Mac» que hoy usamos sin pensar.
Jobs, por cierto, intentó colar otro nombre de su cosecha: quería llamarlo «Bicycle» —bicicleta—, metáfora de cómo el ordenador multiplica nuestras capacidades, pero los ejecutivos le frenaron. El 24 de enero de 1984, el Mac debutó a lo grande y cambió la historia de la informática personal.
A finales de la década, Apple presentó su primer portátil, el Macintosh Portable (1989). Pesaba casi ocho kilos y, para más inri, necesitaba estar enchufado para funcionar con normalidad. Lo de «portátil», en fin, era un término generoso para la época.
QuickTake: la cámara digital de Apple que se adelantó a su tiempo
En 1994, Apple lanzó la QuickTake 100, la primera cámara digital en color pensada para el gran público en Estados Unidos. Hablamos de un dispositivo capaz de conectarse al Mac por puerto serie, con 1 MB de almacenamiento, una resolución inferior al megapíxel y sin pantalla.
La QuickTake 100 la fabricó Kodak y costaba 749 dólares. Luego llegaron la QuickTake 150 —compatible con Windows— y la QuickTake 200, montada por Fujifilm. No fue un éxito arrollador, pero sí una declaración de intenciones: Apple ya jugaba con la fotografía digital antes de que fuera mainstream.
iPod: de «2001» al huevo de Pascua más nostálgico
El nombre «iPod» brotó de una chispa creativa inspirada en la película «2001: A Space Odyssey». El publicista Vinnie Chieco conectó el eslogan que Steve Jobs ya tenía —«1.000 canciones en tu bolsillo»— con la famosa frase «Open the pod bay door, HAL». El prefijo «i» hizo el resto.
El primer iPod (2001) tenía 5 GB de capacidad, una pantallita LCD y una rueda de desplazamiento física. Fue exclusivo para Mac de inicio y, sin ser revolucionario en lo técnico, arrasó por tamaño, sencillez y marketing, reconfigurando Apple de «empresa de ordenadores» a «empresa de dispositivos».
Y escondía un regalo para los nostálgicos: un Easter egg del juego Breakout, que Wozniak y Jobs habían programado décadas antes en Atari. Bastaba con ir al menú «Acerca de» y mantener pulsado el botón central unos segundos para desbloquearlo. Menos productivo que una playlist, más divertido que un ajuste del ecualizador.

Lisa: innovación, precio prohibitivo y pocas ventas
La Apple Lisa, presentada en 1983, fue pionera en interfaz gráfica y estrenó el primer ratón de Apple en un equipo comercial de la compañía. Su nombre se ha explicado de dos maneras: como siglas de «Logical Integrated Software Architecture» y como el nombre de la hija de Steve Jobs.
Aquello era visionario, pero caro: 9.995 dólares de la época. Se vendieron menos de 100.000 unidades, lo que, paradójicamente, la ha convertido en objeto de deseo entre coleccionistas. Si conservas una Lisa funcional, quizá tengas una joya en el trastero.
¿Por qué siempre marcan las 9:41 (o las 9:42)?
Si te fijas en las imágenes promocionales de Apple, verás casi siempre la hora 9:41 en los iPhone y iPad. El motivo es muy literal: fue el minuto aproximado en el que Steve Jobs reveló el primer iPhone en el escenario.
Antes de eso, la hora que asomaba en los materiales publicitarios era 9:42 —la de la presentación—. Con el tiempo se ajustó a las 9:41, y ahí se ha quedado como guiño para los más observadores y para mantener sincronizado el relato con la puesta en escena.
«The Apple Collection»: cuando Apple quiso vestir a sus fans
En 1986, en plena etapa sin Jobs al mando, Apple lanzó una línea de ropa y accesorios bajo el sello «The Apple Collection». Había camisetas, camisas, sudaderas, gorras, cinturones, mochilas… y un sinfín de objetos de merchandising.
El catálogo daba para todo: reloj, navaja suiza, fiambrera, cantimploras e incluso una vela pensada para embarcaciones. A pesar del arcoíris tan icónico de la marca, al público no le convenció y la aventura se quedó en anécdota. Hoy, eso sí, las prendas vintage se cotizan alto, y todavía se pueden encontrar productos con el logo en la tienda de la sede de Cupertino.
Diseño elevado a arte: del MoMA a las Apple Store
Apple y diseño son inseparables. El Power Mac G4 llegó a lucirse en el MoMA como una pieza de arte industrial, validando algo que los fans ya intuían: hay productos de Apple que, más allá de su utilidad, son objetos de contemplación.
El mimo por el entorno llega también a tienda: la arquitectura de las Apple Store está registrada como diseño industrial. Desde la distribución exacta de mesas hasta el tipo de iluminación o las emblemáticas escaleras de cristal, todo está cuidadosamente definido y protegido legalmente.
El ratón «hockey puck» y la cruzada contra los botones
El iMac G3 de 1998 modernizó el escritorio, pero su ratón circular, apodado «hockey puck», fue un dolor de cabeza. Su forma no dejaba claro cómo agarrarlo, y más de uno le pegó una pegatina para saber si lo estaba usando al derecho. Hoy es casi pieza de coleccionista… y recordatorio de que no todo diseño minimalista es ergonómico.
Steve Jobs, además, tenía una fijación: eliminar botones. Lo aplicó al iPod desde el principio —quería una rueda lo más limpia posible— y empujó a que el iPhone se despidiera incluso del botón de inicio años después. Para él, la mejor interfaz era la que «no se ve».
Newton: la PDA que se adelantó (demasiado) a su era
Mucho antes del iPad, Apple lanzó Newton, su PDA. Tardó unos 11 años en desarrollarse y acabó siendo uno de esos experimentos que no cuajaron comercialmente. Aun así, sembró ideas de interacción que luego madurarían en otros dispositivos.
Emojis pelirrojos: del «no hay» al «están en camino»
Durante años, si querías un emoji pelirrojo te quedabas con las ganas. Unicode y Apple trabajaron para incorporarlos como variación de tono y color de pelo, y se fueron desplegando con el tiempo. Un ejemplo pequeño, pero muy ilustrativo, de cómo la representación también va por actualizaciones.
El MacBook que paró una bala
Entre las anécdotas de trinchera hay una especialmente llamativa: un usuario en Brasil contó que su MacBook frenó un disparo durante un intento de robo. Lo más curioso es que, tras el susto, el portátil seguía encendiendo. ¿Prueba de resistencia certificada? No, pero sí una historia que alimenta la leyenda.
Carl Sagan, «billions and billions» y un nombre en clave desafortunado
En los 90, los ingenieros de Apple usaron «Carl Sagan» como nombre en clave para el Power Mac 7100, con la broma interna de que daría «billions and billions». El astrónomo no se lo tomó a chiste y demandó a la compañía por usar su nombre sin permiso.
La respuesta desde Cupertino fue un giro más ácido: cambiaron el codename a «BHA» (Butt-Head Astronomer). El episodio acabó en acuerdos y archivos, pero quedó para la hemeroteca como una de esas salidas de tono que hoy costaría imaginar.
Pippin: la consola que no despegó
Antes de que Apple dominara los bolsillos con el iPhone, coqueteó con el salón. En 1996, junto a Bandai, lanzó Pippin, una mezcla de consola y centro multimedia con lector de CD e incluso conexión a Internet.
La idea no funcionó: había pocos juegos, los gráficos no convencían y el precio doblaba a la PlayStation de la época. Un año después, se descontinuó. Otro recordatorio de que, incluso para Apple, no todo son aplausos.
De la Bolsa a iTunes: hitos de otra galaxia
Apple debutó en Bolsa en 1980 a 22 dólares por acción. Si hubieras guardado una sola, hoy esos 22 dólares se habrían multiplicado de forma abismal, con cálculos populares que la sitúan cerca de los 10.000 por los splits y la revalorización. Un viaje bursátil de los que marcan época.
En el terreno del software, iTunes nació en 2001 y marcó una era en la gestión de música y sincronización. Años después, Apple anunció su desaparición en los Mac, sustituyéndolo por aplicaciones separadas (Música, TV y Podcasts) y simplificando un ecosistema que, admitámoslo, se había vuelto un laberinto para muchos usuarios.
Coche autónomo: pruebas discretas, ambición máxima
Como otras grandes compañías, Apple también investiga la movilidad. Se ha hablado de un proyecto de coche autónomo con decenas de vehículos de pruebas circulando por California. Aunque los detalles van y vienen, encaja con la filosofía de la empresa: avanzar en silencio hasta que el producto esté listo para enseñar.
Apple Park: el anillo de cristal donde todo encaja
La sede de Cupertino, Apple Park, es un círculo monumental diseñado por Norman Foster que acoge a unas 12.000 personas. Su construcción superó los 5.000 millones de dólares y es una oda al minimalismo estructural y a la eficiencia energética.
Como curiosidad deliciosa, la compañía diseñó hasta una caja propia para llevar pizzas en el campus… y es redonda. Detalles que definen a una marca que diseña desde el chip hasta el cartón.
Secretismo a ultranza y sensores que cambian de color
Durante el desarrollo del iPhone original, Apple implantó normas de confidencialidad extremas. Hubo ingenieros que trabajaban con seudónimos incluso en el correo interno, y ni sus parejas sabían en qué andaban. Todo para evitar filtraciones que reventasen la sorpresa.
Otra medida polémica: algunos iPhone y MacBook incluyeron sensores de humedad que cambiaban de color si el equipo se mojaba, lo que podía invalidar la garantía. Era legal, sí, pero generó debates encendidos entre usuarios y servicios técnicos.
Apple Café: la idea que se transformó en Apple Store
Entre 1997 y 1998 se barajó un concepto llamado Apple Café: un espacio donde probar productos mientras comías o tomabas algo. No cuajó como negocio, pero sirvió de inspiración para las Apple Store que hoy reconocemos en cualquier ciudad grande.
De los fundadores al logo, del precio del Apple I a la hora 9:41, de la ropa a la Pippin, pasando por el iPod, la Lisa, las QuickTake y la obsesión por el diseño, Apple ha construido una identidad a base de atrevimiento, pulso creativo y decisiones muy humanas. Y quizá ahí resida su magnetismo: en que, detrás del metal y el cristal, late una historia plagada de aciertos, tropiezos y pequeñas genialidades que todavía dan mucho que contar.